lunes, 2 de marzo de 2009

Desconocida Bibliotecaria

De tus ojos emana un brillo como el de gemelas estrellas en el cielo,
En la cadencia de tu rítmico andar se refleja delicada armonía,
Se puede decir que eres una maravillosa manifestación,
Cristalinamente isotrópica, encarnada, de la energía universal.
Origen y fin del más noble sentimiento.
Naciste para triunfar como ahora lo estás haciendo,
Obviamente el esplendor de tu sencillez
Configura los caminos que a tu paso vas abriendo.
Imprimes a tu trato la textura de una flor de terciopelo;
De cierto te digo que en tu gracia hay un pedacito de cielo.
Ay Dios mío que perfecta es esta musa que tus manos han hecho.

Brincando voy de letra en letra como liebre en campo abierto,
Indagando en el espacio qué frases pueden aproximarme,
Bellamente, a la descripción de este ángel que mis ojos están viendo.
La radiación que de ti me alcanza
Irradio en estas palabras con acento un tanto poético.
Ovidio fue un poeta romano,
Terencio un comediógrafo latino,
Esteban, en Jerusalén, el primer mártir cristiano,
Catalina una emperatriz rusa;
Ahora ¿quién es esta criatura?
Respuesta acertada creo poder brindar,
Indudablemente una de las pocas lindas ninfas
Americanas, oriundas del delicioso Mar Caribe.

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